B. EL ESTADO COMO CONTRATO
Esta segunda teoría sobre el
Estado intenta explicar la legitimidad del Estado negando que este sea natural,
sino que, al contrario, es fruto de convenciones humanas, de pactos
entre individuos que acuerdan organizar la sociedad mediante leyes
(no naturales) e instituir un gobierno con poder coactivo, legislativo y
ejecutivo (el tipo de gobierno que las distintas posiciones defienden es muy
variado, tal como tendremos ocasión de ver en el cuadro). Al contrario que para
la concepción naturalista (organicista) el Estado es una abstracción y sólo
existe por la voluntad de los individuos, es posterior a ellos y está a su
servicio, para salvaguardar los derechos individuales.
Los antecedentes de las teorías contractualistas se remontan a los sofistas
y a los epicúreos. Tal como dice Platón en La República, los sofistas mantenían
que los primeros seres humanos llegaron a la conclusión de que era mejor
establecer pactos para defenderse de la injusticia y otros daños. Sin embargo,
las teorías del contrato clásicas son las que surgieron durante los
siglos XVII y XIII, cuyos principales exponentes son Hobbes, Locke y
Rousseau.
Las teorías clásicas tienen en
común los siguientes puntos:
a) Parten de la hipótesis de un Estado
de naturaleza, anterior a la constitución de una sociedad regida por leyes
positivas en el que los individuos tenían derechos naturales
b) Sostienen que a través de un contrato social los individuos deciden
constituir una sociedad civil regida por leyes positivas, surgiendo así
el Estado, con el fin de solucionar algunos problemas del estado de naturaleza.
c) El tipo de Estado que se establece es diverso: absolutista, liberal o
democrático.
HOBBES: ESTADO ABSOLUTISTA
Hobbes en su obra Leviatán
de 1651 sostiene que en el estado de naturaleza prevalece el estado de guerra
de todos contra todos. Parte de una concepción de la naturaleza humana
malvada: “El hombre es un lobo para el hombre”, es egoísta,
agresivo, ambicioso e insaciable y es capaz de cualquier cosa para conseguir lo
que desea, y siempre desea algo más. Como en un estado semejante no es posible
prosperar ya que no hay paz y siempre está en peligro la vida y la
propiedad.

Los individuos deciden establecer
un pacto y ceder todos sus derechos a favor de un gobernante (que puede
ser una persona o una asamblea, aunque claramente Hobbes defiende una monarquía
absolutista) de tal manera que el Estado, el Leviatán (monstruo marino
babilónico que aparece en la Biblia, y cuya imagen usa Hobbes para simbolizar
el poder arrollador del Estado) ejerce un poder omnímodo sobre los
individuos, que pasan a ser considerados súbditos. Bajo la soberanía de
Estado se garantiza paz , porque sin Estado no hay sociedad entre los
hombres, sino un mero estado natural de desconfianza y terror mutuo.El Estado
tiene el derecho absoluto a establecer leyes o a incumplirlas. El soberano
determina qué es lo políticamente aceptable y lo moral: lo justo y lo bueno coincide
con la voluntad del soberano. El soberano es el único poder
legislativo y el Estado la única fuente del derecho. Incluso en los asuntos
de índole espiritual o religiosa es el soberano quien tiene la máxima
autoridad.

Se considera a Locke es el padre
del individualismo liberal y posesivo. En el segundo "Tratado
sobre el gobierno civil" (1690) condensó lo esencial de su
pensamiento político, reflejando la opinión de la ascendente clase burguesa.
Según Locke, el hombre es un ser
racional y libre cuya máxima aspiración es la felicidad. El fin de la
política, de la gestión de los asuntos comunes, es el mismo que el del
individuo: la búsqueda de la felicidad que sería imposible sin la paz,
la armonía y la seguridad. Así, no hay felicidad sin
garantías políticas y no hay política que no deba tender a extender una
felicidad razonable.
Locke desarrolla una teoría
política del contrato para explicar el origen de la sociedad humana y
determinar de dónde procede la legitimidad del gobierno. Al
contrario que su compatriota Hobbes, considera que los hombres no son malvados
por naturaleza, y que el absolutismo es inadmisible, ya que atenta
contra las libertades individuales. Los principales ejes de su filosofía
política son: Teoría del contrato; paso del estado de naturaleza
a la sociedad civil; propiedad privada; división de poderes,
legitimidad del gobierno y resistencia frente a los atentados que
amenazan las libertades individuales.

Supone como hipótesis
metodológica la existencia de un primer estado de naturaleza. Contrariamente
a Hobbes, Locke estima que el estado de naturaleza es un estado pacífico en el
que rige la ley moral natural en la que los individuos racionales se
saben sujetos de derechos y deberes. Entre ellos, Locke destaca: el derecho a
la propia conservación, a defender su vida, a la libertad, y a la
propiedad privada, que es una de las cosas necesarias para preservar su
existencia... El estado de naturaleza se caracteriza por la libertad e
igualdad de todos los hombres y en la ausencia de una autoridad
común. Los hombres se mantendrán en ese estado hasta que, por su propio
interés, decidan establecer un pacto para garantizar derechos y
libertades frente a los posibles conflictos que en el estado de naturaleza
puedan surgir. Mediante el pacto, los hombres renuncian a parte de su
libertad para hacer lo que le parezca oportuno para su salvaguarda
individual, y renuncian a su derecho natural de castigar las posibles
ofensas. En definitiva, renuncian a cierta cota de poder ejecutivo y
legislativo, pero no renuncia a su libertad. Mediante el pacto surge la sociedad
civil. Las ventajas de la sociedad civil consisten en que los hombres
disponen de una ley escrita que define la ley natural., evitando
controversias sobre ella; se establece un sistema judicial que goza del
reconocimiento general y evita arbitrariedades; se crea un poder capaz de
castigar crímenes, y de obligar a ejecutar las sentencias y, por último, se
conserva la propiedad privada.
Para Hobbes el mismo acto del
contrato generaba simultáneamente la saciedad civil y el Estado. Para Locke
no es este el caso: la relación entre el gobierno y sus súbditos queda definida
como mandato, es decir, como el encargo de una tarea... Así, mediante el
pacto se constituye la sociedad civil y, posteriormente, el pueblo se
constituye en asamblea y elige un gobierno al que confía una tarea.
Ambos momentos constitutivos están claramente diferenciados.
El poder político lo
detenta el gobierno libremente elegido por el consenso de los
ciudadanos. Se trata de un gobierno no centralizado, al contrario de lo
que sucedía en el absolutismo. La garantía de que no se produzca abuso de poder
radica en una estricta división del mismo en tres ámbitos diferenciados que
deben ser detentados por personas distintas. La división de poderes se
estructura como sigue:
1. El poder legislativo constituye
el poder supremo en sentido estricto (Asamblea.), pero no es un poder absoluto:
tiene que responder de la confianza puesta en él y respetar la ley moral
natural. No es de carácter permanente.
2. El poder ejecutivo es
el encargado de realizar los mandatos del legislativo.
3. El poder federativo
encargado de la seguridad del Estado y de las relaciones con el exterior.
(Nota: para Locke el poder judicial no es un poder independiente, siendo sólo
un aspecto del ejecutivo).
Por último, hemos de hacer
mención al derecho a la resistencia frente a un ejercicio del poder
injusto, arbitrario o ineficaz. A este respecto la teoría de Locke es de
inspiración conservadora; el reconocimiento del derecho de resistencia es un
medio para hacer reflexionar al monarca y para hacerle respetar la legalidad.
Permite alejar el peligro de una revuelta popular, pero no constituye en
absoluto una invitación a la sublevación. En definitiva, el derecho de
resistencia es para Locke un llamamiento a la prudencia y al compromiso. La rebelión
está justificada cuando el monarca o el poder legislativo actúan de modo
contrario a su cometido. En este caso es el pueblo el que ha de juzgar,
porque la soberanía reside en última instancia en el pueblo.
ROUSSEAU
Obra de gran polémica en su
tiempo, el Discurso (1750) arranca de una hipótesis contraria a
la mantenida por Hobbes. Rousseau concibe que el estado natural del
hombre, antes de surgir la vida en sociedad, era bueno, feliz y libre. El buen
salvaje vivía independiente, guiado por el sano amor a sí mismo.
Este estado natural es:
"un estado que no
existe ya, que acaso no ha existido nunca, que probablemente no existirá jamás,
y del que es necesario tener conceptos adecuados para juzgar con justicia
nuestro estado presente",
Es decir, se trata de una hipótesis
que permite valorar la realidad actual: el estado social, aquel en el que
el hombre se aparta de la naturaleza para vivir en comunidad, guiado por el
egoísmo, el ansia de riqueza (propiedad) y la injusticia.
Discurso sobre el origen y
el fundamento de la desigualdad entre los hombres (1754), en la
que lleva a cabo una dura crítica de las instituciones políticas y sociales
como grandes corruptoras de la inocencia y bondad naturales del hombre.
Rousseau analiza el tránsito del hipotético estado de naturaleza al estado
social como una degeneración (no un progreso) producto de las
desigualdades sociales que surgen con la propiedad privada, el
derecho para protegerla, y la autoridad para que se cumpla ese derecho.
"El primer hombre a
quien, cercando un terreno, se lo ocurrió decir esto es mío y halló gentes
bastante simples para creerle fue el verdadero fundador de la sociedad civil.
¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos; cuántas miserias y horrores habría
evitado al género humano aquel que hubiese gritado a sus semejantes, arrancando
las estacas de la cerca o cubriendo el foso: «¡Guardaos de escuchar a este
impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra
de nadie!» (Rousseau Discurso...Desigualdad, segunda parte)
Las leyes establecidas en toda
sociedad son siempre las leyes que defienden al poderoso, al rico y a su
poder frente a los no poseedores de propiedad, a los pobres. La propiedad
privada y el derecho han creado un abismo entre dos clases: la clase de
los propietarios, de los poderosos y de los amos, frente a la clase de los no
propietarios, pobres y esclavos. Esta situación no es superable, según
Rousseau, pero puede ser mitigada a través de una sana vuelta a la
naturaleza y una educación que fomente el individualismo y la independencia
del hombre.
En El contrato social (1762),
Rousseau manifiesta otra manera de remediar la degeneración a la que nos ha
conducido la vida social: "el hombre nace libre, pero en todas
partes se encuentra encadenado". Las injusticias sociales y las
diferencias de clase pueden mitigarse no sólo a través de la educación, sino
transformando el orden social desde el interior de la sociedad misma, y sin
violencia. Los hombres deben establecer un nuevo Contrato Social que los
acerque a su estado natural. Este contrato no es un pacto o convenio entre
individuos (Hobbes) ni un contrato bilateral (Locke). El nuevo contrato social
es un pacto de la comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad,
desde el que se genera una "voluntad general" que es distinta
a la suma de las voluntades individuales y que se constituye en fundamento de
todo poder político. La soberanía ha de emanar de la voluntad general,
siendo indivisible (contra Locke y Montesquieu, Rousseau no es partidario de la
separación de poderes) e inalienable (la ley procede de la Voluntad General y
sus ejecutores son, por lo tanto, sustituibles). La libertad individual ha de
constituirse, a través de la Voluntad General, en libertad civil y en igualdad.


